miércoles, 19 de octubre de 2011

Do you really want to live forever?

No te pido que estés siempre conmigo, aunque en este momento no me importaría hacerlo. No te pido tampoco que me digas que me quieres por si se me olvida. No te pido mucho, ni siquiera que te desvivas por mí, soy feliz con poco. Con estar contigo.
Lo que sí te pido es que me quieras. Y sabiendo que me quieres, sé que te vas a desvivir por mí y me vas a recordar lo mucho que me quieres con hechos y con palabras.
Lo único que  no te exige el quererme es la parte de estar conmigo para siempre. Quiero ser feliz contigo, que dentro de unos años mires esa taza que te regalé, o esa foto en la que tienes esa sonrisa tan bonita... y me recuerdes con cariño.
Puede que de aquella estemos todavía juntos, o puede que no. No te prometo un cuento de hadas ni un final de película. Sobre todo porque no creo en los finales. Después de una historia siempre viene otra, y cada una hay que vivirla poniendo toda la carne en el asador, porque ninguno vamos a vivir para siempre, ni siquiera lo pretendo ni lo aceptaría aunque se me ofreciese.
Te prometo mi felicidad por tu tiempo, y viceversa, y te juro que no voy a ser alguien a quien recuerdes con amargura.
Que no quiero ser toda tu vida, solo tu parte favorita.

domingo, 16 de octubre de 2011

No soporto que seas el motivo II.

23 de Marzo, sin más. Llueve. Los cristales están empañados, me da pereza hasta subir la persiana. Es Sábado, pero todavía no tengo planes. Son las doce de la mañana y todavía no me he levantado.
Mierda, llaman al timbre. Haré como que no he oído nada. Me froto los ojos. Otra vez el timbre, bajaré a abrir.
Abro la puerta y aparece un gran ramo de flores, me supongo que detrás del ramo habrá alguien, así que digo "Oh!" esperando una respuesta al otro lado.
Debe ser una expresión que los repartidores de flores oyen mucho, pues ni se inmutó. Me sonrió cortésmente y extendió la mano esperando una propina. Estaba tan dormida que ya no recuerdo que le di, pues cerré la puerta seguidamente.
Dejé el ramo en la cocina y fui a lavarme la cara. "Dios mío." pensé, al darme cuenta con que fachas había abierto la puerta. Ya no hay remedio.
Busqué en el ramo una tarjeta o algo que pudiese explicar su existencia y encontré una que decía:

"Necesitas estar conmigo porque te conozco y sé lo que te hace feliz. Déjame adivinar, levantarte no antes de las doce un sábado y desayunar café y el bollo del día de tu panadería favorita. Lo sabía, lo tienes todo en el buzón, todavía conservo la llave. David."


No sabía si reirme o llorar. Bajé las escaleras hasta el descansillo rezando porque nadie me viese y sonriendo como una colegiala que se está escapando de casa para ir a una fiesta.
Abrí el buzón y touché, allí estaba todo bien guardadito, café todavía caliente de mi cafetería favorita y una ensaimada de la panadería de Clara.
Me reí, es cierto, me conocía, pero eso no era razón suficiente. Yo ya no le quería. Pero, por una vez más me deje llevar y disfruté de mi desayuno improvisado escuchando llover la mañana del 23 de Marzo.

domingo, 9 de octubre de 2011

No soporto que seas el motivo.

"Hace mucho tiempo que busco el valor necesario para escribirte esta carta. Supongo que en Greenpeace me declararían persona non grata si supieran la de papel que he gastado inútilmente buscando las palabras adecuadas. Por si te lo preguntas, no. No he encontrado ni el valor ni las palabras, pero me está matando la búsqueda y no puedo más. No soporto que seas el motivo. El motivo por el que me levanto por las mañanas, por el que me acuesto, por el que soy feliz y a la vez no, por el que me siento inútil e incluso me arrastro. No puedo seguir engañándome y haciendo como si todo fuera tan fácil como cerrar los ojos y dejarse llevar. He pensado todos los segundos desde que te fuiste en ti, y si te escribo esta carta es porque sé que estoy condenado a seguir haciéndolo. Sé que todo este discurso no va a servir para que perdones todos los errores que he cometido contigo, pero necesito contarte una cosa.
Ódiame por seguir insistiéndote, pero necesito agotar todas las posibilidades. Tengo más de 100 razones para quererte y desear estar contigo y puedo recitártelas, cantártelas o si hace falta, chillártelas, a ti, y al mundo, pero necesito que me escuches. ¿Por qué hago esto? Porque una vez me dijiste que te diera una razón por la cual te quería y  no supe responderte. Bien, es cierto, fui un gilipollas, pero ahora no tengo una, tengo muchas más y me encantaría que las supieras. 
Hazme saber que has recibido esta carta. Quien sabe, quizá encontremos la salida, todo laberinto tiene una. Te quiero."


Suspiré, no podía dejarme llevar. Para mí, todo esto había acabado. Intenté no sonreír, aunque en el fondo tenía ganas de hacerlo, pero fui fiel a la promesa que me había hecho a mí misma y enterré esta última carta en el fondo de la caja rosa del armario, junto con todas las demás.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Be yourself.

Quiero ser muchas cosas. Cosas que muchas veces son opuestas. Sí, no me aclaro. Nunca sé que quiero ni que no. A veces mi autoestima está por las nubes y otras... Bueno, otras navega por el subsuelo. Tienes que tener cuidado con lo que me dices, porque puede que lo recuerde toda la vida o que me monte una historia con ello. A veces puedo llegar a ser un poco paranoica, me preocupo demasiado, por mí y por los demás. Confío en la gente sin conocerla, cuando por todos los golpes que me he llevado sé que no debería hacerlo. Me meto en líos sin desearlo, y tampoco sé como salir de ellos sin salir perjudicada. Hay muchas cosas que hago mal, sí. Pero confío en mí misma, sé que puedo conseguir lo que me proponga. Que solo hay una meta que tienes que superar antes de comerte el mundo, y es conseguir ser tu mismo.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Que odio las conversaciones de ascensor.

Que que te cuento me dices. No sé. Nada que te interese, me supongo. Te puedo contar que hoy hace un buen día, que los pájaros cantan, la temperatura es, bah, agradable, que se ha caído el tejado de la casa de enfrente, o que mi gata ha traído un nuevo amiguito a casa. Te puedo contar que el árbol del jardín ha crecido unos diez centímetros esta última temporada, o que el café de esta mañana estaba demasiado cargado para mi gusto. Te puedo contar que cuando un problema viene cuesta abajo y sin frenos pocas barreras sirven para pararlo, que soy de las que deja que pierda velocidad antes de buscar una solución, y que eso hace que a veces, en vez de decelerar, acelere.
Que odio las conversaciones de los ascensores sobre el tiempo, o que me encanta cuando me sonríes o me miras mal, o, simplemente me abrazas.
Te puedo contar que siempre seré tu niña. Te puedo contar que seré lo que quieras por ti, pero tengo miedo de que no te interese.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Que si a tí algo puede hacerte feliz, a mí me merece la pena que lo intentes.

¿Que qué significa para mí quererte? Todo. Bueno, puede que todo sea un término demasiado impreciso, algo que utiliza la gente cuando no quiere explicar qué incluye ese todo. Incluye los besos por las mañanas, por las tardes, por las noches y las madrugadas si me apuras. Las cosas que me dices al oído cuando crees que no hay nadie cerca, o las miradas que te echan cuando sí que te escuchan. Significa que puedes llegar a ser el único motivo de levantarme por las mañanas, que soy capaz de aprenderme todo lo que tú me digas de memoria, con el tono de tu voz exacta. Que soy capaz de analizar el color de tus ojos, de tu pelo, a la luz del sol, de la luna, o de la lámpara de la mesita. 
Que soy capaz de perdonar todas las veces que me haces rabiar, porque con solo una sonrisa, me vuelves loca.
Pero sobre todo significa, que si a tí algo puede hacerte feliz, a mí me merece la pena que lo intentes. Que siempre estaré ahí para apoyarte, preocuparme por ti, y eso, al fin y al cabo, es lo que significa quererte.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Ya lo dijo Shakespeare una vez.

A estas alturas, hablar de la estupidez humana, que es un tema tan tocado ya, supongo que resulta innecesario. Pero me da igual. Los seres humanos somos muchas cosas por naturaleza, ese es otro de los temas que se suelen tocar, si, pero somos, sobre todo, estúpidos. No es una cosa muy dificil de comprobar. Todos decimos, alguna vez, por ejemplo, que amamos la lluvia, el viento o el sol. Pero cuando llueve, abrimos el paragüas, cuando hace viento cerramos las ventanas y cuando hace sol buscamos una sombra. Ya lo dijo Shakeaspeare una vez. 
Nos contradecimos, soltamos respuestas estúpidas que no vienen a cuento, chillamos, nos arrepentimos de cosas, lloramos y reimos por la misma razón sin darnos cuenta de que, desde fuera, parecemos estúpidos. Queremos que nos digan la verdad, pero mentimos para no hacer daño a los demás. Damos consejos que ninguno de nosotros se aplicaría, y soñamos planes descabellados que nunca somos capaces de llevar a cabo.
Nos volvemos locos cuando no sabemos como seguir, pero también nos volvemos locos con la nota de un examen, con una sonrisa, con el roce de otra piel contra la nuestra.
Aunque, no se porque te estoy contando esto, es obvio que todos nos hemos sentido estúpidos alguna vez.

martes, 6 de septiembre de 2011

Mejor será respirar

¿Cuando sabes que algo se está convirtiendo en una obsesión? No sé. Supongo que cuando se convierte en el tema de conversación habitual, o cuando estás pendiente de cualquier novedad en el asunto. Una obsesión es algo que está presente, no hace falta que te lo recuerde ningún post-it, ni siquiera que lo apuntes en la agenda. Hay obsesiones buenas, y malas. O eso dicen. Yo creo que cuando te obsesionas con algo, todo va en picado. Es cualidad innata de los seres humanos en general obsesionarse, y mía en particular. 
Lo mejor de las obsesiones es que hay variedad en el catálogo. Las hay con el chico de tus sueños, o con el gilipollas que piensas que lo es. Las hay con un examen, con un ex, con amigos... Las hay con un problema. 
Vamos, que hay para elegir. La mejor opción, respirar.
Yo, tras mucho obsesionarme con las obsesiones... Valga la redundancia, he llegado a la conclusión de que no llegan a ninguna parte. ¿Gran conclusión, verdad? No sé. Supongo que son como ese tipo de cosas que sabes que no llevan a ninguna parte, pero no puedes evitar. Si, también hay un amplio catálogo de eso, pero eso es otro tema.

No mimos de cualquiera.

Te despiertas, todo está gris, ni siquiera la brisa que entra por la ventana te susurra razones para levantarte. el olor a café que sale de la cocina te hace meter la cabeza debajo de la almohada, porque eso significa que hay que levantarse y no quieres.No es porque tengas sueño, no. No te duele la cabeza, ni el estómago, es más, tienes hambre. Pero todo se presenta bastante negro, te gustaría quedarte allí debajo y dejar que pase el día, o bueno, que te vengan a ver y que te den mimos. Sí, eso. Pero no mimos de cualquiera, no.
Y mientras pasa todo esto, aparece ella. Algunos la llaman por su nombre, otros se lo acortan cariñosamente, otros, ni la conocen, para ti ella es tu mejor amiga. 
Esa a la que le cuentas todo, aunque te mire mal, y te comprende. Aquella con la que te ries tanto, que te duele la barriga. A la que llamas cuando lloras, o como hoy, cuando no te apetece salir de la cama. Con la que haces la mayor cantidad de bobadas que el resto del mundo nunca podrá entender. Con la que te sientes segura de verdad. 
Llamadme cursi, pero es la única que puede alegrar un día así.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Que no es lo mismo perder, que perderse.

Y llega un momento en el que te das cuenta de que puede que no hayas dejado muchas cosas por el camino, pero que algunas duelen más que otras. No es lo mismo perder un anillo que perder un amigo. No es lo mismo perder, que perderse, ni que haberse perdido. Cualquier coma puede cambiar el significado de la frase.
¿Acaso creo en el destino? No, no creo. Así que si me he perdido por el camino, y si he perdido por el camino ha sido solo cosa mía.
Puede, que en algún momento te des cuenta de que las cosas estén mejor así, que los recuerdos son solo eso, recuerdos. Que no deberían poder hacerte daño, pero lo hacen. 
Eso es la única verdad que nos queda. ¿Somos demasiado sentimentales a veces? Sí, supongo que viviríamos mejor sin sentir que hemos perdido algo importante. 
Pero yo todavía no he desarrollado esa capacidad.
Así que seguiré perdiendo, perdiéndome y, joder, que más dará a estas alturas, seguiré, que no es poco.

jueves, 4 de agosto de 2011

14,000 things to be happy about.

¿Cuánta gente, buscando la felicidad, ha fracasado? ¿Cuántos han muerto sin saber lo que es ser feliz, porque buscaban algo que no existe? ¿Alguien se ha planteado hacer una estadística sobre ello? No quiero decir que la felicidad no exista, claro que existe, y todo el mundo la siente en algún momento, solo que no saben identificarla. No es un modo de vida, ni un estado de ánimo, felicidad, tal como lo hemos clasificado nosotros, no es nada que se pueda describir. Es las ganas de cantar, de reir, de cogerle de la mano, de saltar... Es las ganas de ser feliz. 
Es un círculo vicioso. No la encuentras, ella te busca. No aparece cuando te esfuerzas por conseguirla, solo cuando te relajas. Gran ciencia esa de ser feliz. ¿Verdad? ¿Cuántas veces la habremos confundido con la satisfacción, el orgullo, el amor, o sensaciones similares? Fallo. No es confundirla. La felicidad no es una de esas sensaciones que podemos aislar. Es una mezcla de todas. Piénsalo. Seguro que encuentras más de 14.000 razones para ser feliz.

Amor se llama el juego en el que una par de ciegos juegan a hacerse daño.

Te he querido, mucho, y te aseguro que no me arrepiento de nada. De nada de lo que hemos pasado, ni de los momentos malos, me aventuraría a decir. Después de que todo ha acabado, te sorprendería saber que si escribiera una historia sobre nosotros, la escribiría desde el cariño, y no desde la rabia que ahora siento. No puedo presumir de que mi mayor cualidad sea actuar con cabeza fría, pero al recordar todo lo bueno, consigo calmarme y verlo todo de otra manera. Pedí que todo fuera perfecto, sentirme una princesa, que el mundo se parara solo para mí. Pedí tantas cosas que he perdido la cuenta. Pero no todo es un camino de rosas, no quiero decir que la vida no tenga que vivirse, todo lo contrario, pero no es perfecta, al igual que las cosas no son ni blancas ni negras. Sabina dice en una canción, "Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño.", y, a estas alturas, no he encontrado definición más exacta.

A estas alturas, que decir.

De verdad que he intentado pensar en otra cosa, hacer caso al: Es lo mejor para ti. De verdad, no te mentí cuando te dije que yo también quería que esto saliera bien, y que lo siento si no entiendes porque estoy haciendo esto. Me pides una explicación lógica que yo no te sé dar. Son pequeños detalles, que tú no sabes tener en cuenta. Soy una chica de detalles, les doy mucha importancia, es cierto. Pero me gustaría irme a dormir y encontrarme un mensaje de buenas noches, o que aparecieras en mi casa de improviso, o que me llamaras solo para decirme que me querías. Pero nada de eso pasó.
Quiero que lo entiendas, de verdad, y quiero pensar en otra cosa, dejar el pasado estancado y continuar, no olvidarlo, pero si seguir adelante. Sé que todo esto pasará, pero no puedo contener estas putas ganas de llorar a todas horas, y eso que sé que a ti todo te da igual.

lunes, 1 de agosto de 2011

Grabado a tinta.

Recuerdo que estuvimos sentados frente al mar. Recuerdo como me cogías de la mano, incluso la sonrisa que ponías cuando te hacía reír, pero no querías reconocerlo. Recuerdo el tacto de tus dedos, recuerdo como me dijiste adiós. No recuerdo tu cara en ese momento, porque las lágrimas empañaron mis ojos. No sé si a ti te dio igual o no, si me utilizaste, si alguna vez me quisiste. Me dijiste que me llamarías, que vendrías a verme, que el amor no tiene fronteras, que todo sería igual. Montaste castillos en el aire que sigo sin querer derrumbar. Trato de olvidarte, pero eso es como volver a recordarte. Sí, te olvido todas las horas del día, y lloro por lo estúpida que soy. No por ti, por mi, por seguir esperándote. Mientras, tu nombre seguirá grabado a tinta en mi piel.

Lost.

No sé que decirte.  No sé que pensar. No sé como estar. No sé. No sé que debo hacer, que es lo correcto. Sí, estoy más perdida que un pingüino en un garaje, no lo voy a negar. Pero tampoco quiero aceptarlo. Porque de puertas para fuera debo dar la impresión de tenerlo todo muy claro. ¿Por qué? Porque si no, adivinarían mi punto débil y sabrían donde hacerme daño, y eso no está bien. No pienso dejarles. Soy más fuerte que ellos. O por lo menos, intento autoconvencerme de ello. Sigo esperando un mensaje, un lo siento, sigo esperando un te quiero que no sé si llegará. Seguiré equivocándome una y otra vez, lo sé. No sé porque no me canso de intentarlo.

viernes, 29 de julio de 2011

Libre, free, libero... L´amour est libre.

Dicen que nadie entiende al amor. Todos se matan por entenderlo, desesperan en el intento. Le dan vueltas a la cabeza, una y otra y otra vez. Prueban. Intentan alejarse de él, pero no pueden. El amor vuelve un poco más cuerdos a los locos, y locos a los sabios. Porque los primeros no buscan entenderlo, si no dejarse llevar, al contrario que los segundos. El amor no hay que entenderlo. No tiene reglas, no tiene leyes. Por eso tiene una guerra fría con la razón. Pero todo el mundo se lo perdona. Porque, por mucho que busquemos entenderlo, lo que más buscamos es sentirlo. Y no nos damos cuenta, de que cuanto más nos empeñemos en buscarlo, más desesperaremos. Porque el amor no se encuentra, él te encuentra a ti. Y por si os lo preguntabais, existe, si, y es la cosa más real del mundo.

jueves, 28 de julio de 2011

Be free.

Nos negamos a hacerle caso al corazón. Repetimos y contamos a amigos y familiares una y otra vez que si, que le hacemos caso, pero nunca es cierto. ¿Por qué? Yo que sé. Miedo al fracaso, miedo a intentarlo, miedo al futuro. En fin, ese tipo de cosas. Eso dice la gente, y supongo que en parte es cierto. Pero yo tengo otra teoría. Mi teoría es que nos han enseñado que hay que seguir a la razón, nos han metido en un corral, del que no podemos saltar la valla. Porque hemos aprendido a vivir pensando en las consecuencias. Y eso no es malo, gracias a eso, el mundo se mantiene en pie. Pero el corazón es libre. No está sometido a ninguna ley, ni norma, ni sugerencia. Actúa según lo que quiere. Es egoísta y a la vez altruista. Y parece que nos da miedo la libertad, por mucho que la reclamamos.

miércoles, 27 de julio de 2011

Alguien me dijo que los besos robados saben mejor.

He querido tenerte cerca, que me mirases. He querido que me cogieses de la mano, que me llevases a tomar un café, que me dijeses buenos días por la mañana, que me preparases el desayuno, que me trataras como una reina. He querido que me dijeras te quiero, pero con una frase que resultara original. He querido saltar contigo, y que nos pillara de refilón alguna camára grabando un reportaje. Me habría gustado dormir contigo en el sofá en medio de una película, y despertarme con un beso. He querido tantas cosas... Pero ninguna de las que he imaginado podría compararse al roce de tus labios cuando te robe aquel beso. Dicen que los besos robados saben mejor, y es cierto, por eso sigo robándote algún que otro beso en las tardes de invierno.

No podrás volver a vivir el hoy.

No es por ser pesimista. De verdad, no quiero que tengas en cuenta que el tiempo pasa si eso te hace ser infeliz. No quiero decirte que mañana será otro día y que ya no podrás volver a vivir el hoy. Ni quiero decirte que el hoy un día ya no estará: No me gusta repetirte que la vida son dos días, que no tenemos ninguna certeza de que haya algo más. Pero sea como sea, no quiero verte sentada en ese sofá o tumbada en tu cama alternando el tiempo que miras al techo y el que lloras. Porque no está bien, y no es justo. Si hubiera una lista de las personas que se merecen ser felices y las que no... Creo que sabes en cual estarías. Nos quedan muchos años para ser felices. Y no voy a dejar que sea de otra manera. Así que levántate, que nos vamos.
No es por ser pesimista, de verdad, pero disfruta cada momento como si fuese el último, porque un día acertarás.

El miedo solo se vence actuando.

No soy perfecta, ni he pretendido serlo. Sueño con cosas que nunca van a  pasar, pero no me arrepiento de soñarlas. Pienso cosas que no se deberían ni pensar siquiera, pero no me importa. Me rio sola en la calle, unos sonríen amistosamente al verme, otros, piensan que estoy loca. Me da igual. Soy sincera conmigo misma, nunca me engaño, puesto que engañarse no me va a llevar a ninguna salida. Puedo cogerte de la mano y llevarte a donde tú quieras, y sabes que no te vas a arrepentir. Puedo contar el chiste más malo de la historia y hacerte reír, al darme cuenta de lo malo que es. Puedo romper el hielo, o simplemente dejarlo derretir. Puedo ser y hacer muchas cosas, ¿Sabes? Lo que nunca voy a hacer es quedarme de brazos cruzados. Porque el miedo no9 se vence pensando, si no actuando.

miércoles, 20 de julio de 2011

Bautizar mis errores como experiencia.

Sí, me he equivocado. He tropezado dos veces con la misma piedra, y siempre me he caído. He ido por el camino equivocado. He soñado con cosas imposibles y me he empeñado en llevarlas a cabo sin éxito. He llorado como nadie, delante de una pantalla apagada. He visto la luz al final del túnel y me he dado cuenta que no existía tal luz. He pedido perdón más de las veces que te puedas imaginar. He dicho te quiero y me he caído de mi nube más de una vez. Y todo porque al levantarme, veía tus ojos, y volvía a caer. 
Sí, me he equivocado mucho, pero no es una desgracia. Yo prefiero bautizar a mis errores de experiencia.

Buenos amigos, esos que nunca te dejarán hacer estupideces... Sola.

Siempre están ahí para apoyarte, para saltar contigo y caer después. Siempre están ahí para darte una buena colleja cuando te la mereces, y abrazarte cuando no hay nada más que decir. Siempre están ahí para ayudarte con lo que necesites, pagarte el café y salir contigo del brazo. Nunca fallan. Se comen la comida de la nevera, duermen en tu cama. Nunca te reirás con nadie como con ellos. Te quieren como nadie. Se ríen de ti, cuando te lo mereces. Siempre tendrás un hombro donde llorar y una mano a la que agarrarte como último recurso. Te acompañarán a donde quieras, refunfuñarán, pero con cariño.
Amigos. Eso son. Son los que nunca te dejan hacer estupideces... Sola.

El beso más difícil no es el primero, si no el último.

-No sé como decirte esto sin que me duela más a mí que a ti. No sé como decirte que esto ya se acabó, que le hemos dado demasiadas vueltas. Que me he cansado. Que podemos seguir siendo amigos. No sé como decírtelo, créeme. No hace falta que me olvides, ni que olvidemos todo esto, porque los buenos recuerdos seguirán estando vivos por mucho tiempo que pase. Pero yo no puedo fingir más. Sé que la frase está muy gastada, pero no es por ti, es por mi. No quiero que este momento se llene de tópicos, pero es que es así. Tu no has cambiado, y de verdad, no dudo que me sigas queriendo como el primer día, pero la vida es así. Lo siento.-Dijiste, y solo pude recordar una cosa... Y darme cuenta de otra.

El beso más difícil no es el primero, si no el último.

martes, 19 de julio de 2011

No hay mejor momento para ser feliz que ahora.

Vivimos pensando que momento vivir. Colgados del tiempo, esperando el momento adecuado. Esperando tener pistas, que nos quiten el miedo al fracaso. Observando desde la ventana, el mismo paisaje de todos los días, leyendo los mismos mensajes, buscando algo entre líneas que no existe. Vivimos buscando algo que nos haga caer de la tela de araña, tejida con miedos. Con el miedo a equivocarse. Vivimos pensando en las consecuencias y penando porque vengan tiempos mejores, en los que poder ser felices.
Pero nos equivocamos. Porque solo hay un momento adecuado para ser feliz, y no hay que esperarlo. No hay mejor momento para ser feliz que ahora.

Encajamos como las piezas de un puzzle.

Somos como las piezas de un puzzle. Difíciles de encajar, de encontrar la correcta en cada situación. Funcionamos con estrategias, empezando por los bordes y adetrándonos en el interior. Desesperantes, a veces. Es cierto. Pero cuando lo conseguimos, encajamos a la perfección. 
Nos compensamos, uno con otro y formamos un equilibrio.
Soy esa clase de chicas impulsiva, caprichosa, que se enfadan, pero que no lo dicen. Alegre, indiferente a la gente que no quiere entenderme, pero también de repente me deprimo. Y tú, haciendo uso de tus propiedades de pieza de puzzle, sabes calmarme, cumplir mis caprichos, averiguar que me pasa siempre. Sabes deprimirme, pero también hacerme la mujer más feliz del mundo. Si, eso se te da bien.
Así que, ya que no tenemos nada más que hacer esta tarde... ¿Por qué no terminamos el puzzle, y luego nos dejamos llevar un rato? Te prometo que no te arrepentirás.

lunes, 18 de julio de 2011

Dime que no es por ella.

Miénteme. Dime que nunca te separarás de mi lado. Dime que todo es más fácil si estás conmigo. Que solo con oirme respirar eres feliz, que necesitas mis besos para seguir viviendo.
Que el café tomado conmigo sabe mejor. Que no necesitas manual de instrucciones porque te dejas llevar y que nunca se te había dado tan bien. Dime que me quieres. Que soy lo que siempre habías estado buscando.
Que por mi lo dejarías todo, pero que a mi nunca me vas a dejar. Que nunca te alejarás de mi. Espera, tarde, ya lo estás haciendo. 

Solo me queda una cosa por pedirte, entonces. Miénteme una vez más y dime que no es por ella.

It just hurts, that´s all.

Me han dicho muchas cosas desde que todo acabó. No es para tanto, hay muchos peces en el mar, siempre nos quedará París, todo pasa, el tiempo todo lo cura. No te merecía, sal con nosotras y diviértete esta noche.
Ha pasado mucho tiempo, mira ese chico de ahí, te pone ojitos.
Pero echo de menos nuestras discusiones sobre quien tenía que pasar primero por la puerta, sobre si debías o no traerme un regalo de aquel viaje. Nunca me ha gustado pedir ayuda, pero no me importaría dejar un mensaje en una botella. Algo que expresara que te echo de menos, que no puedo estar sin ti, y, que por mucho que se empeñe la gente, ni todas las fiestas o el helado de chocolate, o cualquier fiesta en la que el helado de chocolate sea el protagonista van a hacerme cambiar de opinión.
No voy a recluirme en una esquina de mi habitación, en algún momento, tengo previsto comenzar otro capítulo.
Mientras... No hay nada que hacer. Duele, eso es todo.

Mucho tiempo.

Había pasado mucho tiempo desde aquella, desde que se marchó de enfrente de mi casa, desde que dejamos de pasar todas las tardes juntos en el césped de su jardín, desde que alguien me hizo sentir que era lo único importante y que servía para algo. Había pasado mucho tiempo desde que me saludaba desde la ventana de su habitación y me decía: "Ven, ven, tengo tiempo para ti. Todo el que quieras" Y perdíamos el tiempo, había pasado mucho tiempo desde que yo apoyaba la cabeza en su pecho y le contaba los lunares del brazo, y dibujaba una línea con mi dedo por todo su cuello, desde la comisura de su boca hasta el hombro.
Había pasado mucho tiempo, para él, yo debía ser un capítulo cerrado y sellado, sellado por el comienzo de otro. Que razón cuando dicen que no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde, no te supe aprovechar, y si, lo siento.
Dicen que el tiempo lo cura todo, y puede que sea verdad, pero soy incapaz de quedarme mirando y esperando, en mi caso, está tardando demasiado. Te echo de menos.

domingo, 17 de julio de 2011

Voluntario forzoso.

Nunca encontrarás nadie igual a mí. Te permito dudar de la afirmación, te permito que me la contraataques, incluso que me discutas que hay muchas mejores que yo. Pero es que yo no he dicho eso. He dicho que no encontrarás a nadie como yo, y que no, cielo, que no te arrepentirás de estar conmigo. Pero nunca podrás comprobarlo si no pruebas. No te estoy obligando, porque no quiero que seas mi esclavo. Dejémoslo en que eres un voluntario forzoso. Concretamente MI voluntario forzoso. Y cuando todo acabe, lo único que querrás es volver a vivirlo.
Te permito que me discutas todo esto, si. Pero solo porque en el fondo, sé que solo lo haces por llevarme la contraria. En el fondo, sabes que estas hecho para estar conmigo.

sábado, 16 de julio de 2011

Nosotros.

No pruebes a pedirme perdón. Porque estoy harta de tener que ser yo la que ceda. Nuestra historia está plagada de pequeños enfados, sin importancia, pero estoy cansanda. ¿Por que no empezamos de nuevo? Hola, encantada. Quiero confiar en ti, dicen que la confianza, una vez que se pierde no se recupera, yo no sé si he dejado de confiar en ti, pero podemos probar. Dices que esto no volvera a ser lo mismo, no solo lo dices tú, me lo ha dicho mas gente, pero quiero desafiar las reglas una vez más, y a lo mejor, sale bien y todo.
Si no quieres hacerlo por ti, hazlo por mi, o porque en algún momento existió un nosotros.

No sé como voy a quererte.

Me dijiste: Me gustas, me gustas mucho. No supe que responder. No supe si besarte, o dejarlo para luego. Si lanzarme a tus brazos, o dejar que delante de nosotros pasara la señora que se había quedando mirando.
No sabía si mantenerte la mirada, o quitarla unos segundos, quería dejarme llevar, pero estaba demasiado pendiente de qué hacer. Quería tenerlo todo controlado, creía que controlaba la situación, pero no controlaba nada, empezando por los latidos de mi corazón. Quise decirte que yo también, pero me di cuenta de que eso ya lo sabías. No había mucho más que decir, pues.
Me cogiste de la mano, y me llevaste contigo. No tengo manual de instrucciones, no se como llevar esto a buen camino.
No sé como voy a quererte, pero ten por seguro que lo voy a hacer.

Ese olor a café.

Y he decidido que no voy a vivir sin ti. Sin verte cada mañana cuando me despierte y tú me digas buenos días con esa sonrisa. Sí, esa, cuando me ves feliz al observar el café recién hecho encima de la mesa la mañana del sábado. La que vestías el día que nos conocimos.
También, he decidido que no pienso seguir sin tus tomaduras de pelo o tus cambios de humor repentinos. Sin tus perfectos desperfectos. Sin tus ojos, formando una armonía con todo lo demás. Porque no eres perfecto, pero eres perfecto para mí. Como un traje hecho a medida. No, mejor. Porque un traje no puede sorprenderte y yo, he decidido que no voy a seguir viviendo sin que me sorprendas cada día un poco más.
Y dirás, ¿Para qué, si seguro que puedes conseguir alguien mejor que yo? Puede, pero ahora que te he conocido, ni siquiera tengo ganas de intentarlo.

Rabia.

Sé que en algún momento tendré que salir de mi escondite, tendré que mirarte a la cara. Soportar tu sonrisa, cuando yo tengo ganas de llorar. Contemplar tus ojos, ajenos a los mios. Se que algún día tendré que hacerlo, pero mientras, sigo intentando crear una barrera con el resto del mundo.
Sé que escondiéndome no voy a conseguir nada, pero no sé porque sigo aquí. Quizá porque pienso que si salgo, tampoco conseguiré nada, o simplemente, me falta tu apoyo ahí fuera, pero tú, sigues a lo tuyo.

viernes, 15 de julio de 2011

Si estuviera en mi mano, siempre serías feliz.

No tengo razones aparentes para escribirte hoy este texto, no es año nuevo, ni tu cumpleaños, ni ninguna de esas cosas por las cuales la gente se acuerda de uno. ¿Pero acaso tengo que tenerlas?
Si es que cualquier cosa me recuerda todo lo que hemos pasado juntas, estar sentada en esta silla, mirando nuestras fotos, escuchando cierta canción que alguna vez escuchamos o simplemente leyendo las miles y miles de cartas que tenemos de hace tiempo ya, y de no hace tanto.
No puedo presumir de conocerte de toda la vida, pero como si lo hiciera.
Si es que en el fondo, piénsalo, puede que nos separemos a veces, que nos distanciemos, pero siempre acabo persiguiéndote para que no te escapes, y creo que ya has comprobado que es muy difícil escapar de mí, tu te lo has buscado, maja.
Y estoy aquí sentada recordando todo lo que hemos pasado, todas las noches, las tardes, los videos, las llamadas, las risas, los llantos, las depresiones y todo lo que nos queda. Me apetecía darte las gracias. ¿Por qué? Ya lo sabes.
Por todo.
Y que te mereces ser la persona más feliz del mundo y si estuviera en mi mano, siempre lo serías. Pero como no está, solo me queda apoyarte y sacarte alguna de esas sonrisas tuyas que le alegran el día a cualquiera.

jueves, 14 de julio de 2011

No he hecho un estudio de las posibilidades.



Esta noche he soñado que venías a buscarme. Que me llevabas a cenar, que a la luz de la luna, al lado del mar, me decías que me querías, que íbamos a estar juntos para siempre. Que jamás me ibas a olvidar. Después me besabas, y me quedaba apoyada en tu hombre un ratito más. No sé si se podrá llevar a cabo, no he hecho un estudio con las posibilidades. Pero creo que vale la pena intentarlo. ¿Y que haré ahora? Bueno, es sencillo. Ahora tengo una excusa para que me acompañes a casa esta noche. Luego, ya veremos. Eso es un juego, la segunda parte de alguna historia anterior. Porque yo no tengo esa manía estúpida de poner punto y final... Sin saber que vendrá.

Si me pinchas, sangro.

Intento no deprimirme cuando me da por recordar su dedo dibujando en mi pierna, su manía por llevarme la contraria, sus discusiones estúpidas, sus chistes malos o como tenías que explicarle las cosas mil veces. Como conseguía callarme con un beso de la manera más bonita, cuando se motivaba él solo y tenías que decirle que callase, cuando me decía que era lo más bonito que tenía o cuando yo le preguntaba que que le pasaba y él me respondía que yo, que yo era lo que le pasaba. Como me cogía la mano y me miraba y como yo me perdía, y dejaba de escuchar lo que me decían. Como me abrazaba por detrás y me susurraba que le prometiera que nunca me olvidaría de él, y que se quedaría así por siempre.

Sí, joder, nada de eso he olvidado, y nada de eso me da igual, aunque lo parezca. Soy un ser humano, no soy perfecta, aunque a veces pretendo serlo, para que negarlo. Pero es que no tengo un concepto claro de lo que es ser perfecto, y entonces es jodido.
Perfecto, ¿Insensible a todo, para que nada me afecte, o totalmente sensible, percibiendo todo lo que pasa a mi alrededor? Se supone que si esos son los extremos, y lo mejor es el término medio, ser perfecto tendría que estar entre esos dos términos, pero, ¿Dónde?

Es imposible ser perfecto, joder, soy un ser humano, y por mucho que quiera, si me hacen daño, me afecta y si me pinchas, sangro.

Algo así como respirar.

Siempre había soñado con tener un amigo de esos con los que poder quedarte hasta las tantas hablando, sin que hubiera un silencio, porque puedes compartir hasta lo que no compartes ni contigo mismo con él. De esos que con una mirada te comprenden y además, te dicen: Tranquila, tengo un plan.
Un plan descabellado, imposible, divertido, si, que probablemente no se lleve a cabo, pero que te saca de una deprimida tarde de invierno.
Uno de esos que cuando todo va bien vienen y saltan encima de tu cama contigo, y cuando todo va mal te hacen ver que todo no es blanco o negro, que no hay que echar de lado otros colores, que por mucho que la gente ame al blanco o al negro, siempre te quedará otra alternativa.
Uno de esos que te hace leer entre líneas, que no te dice que te quiere pero lo sabes, que se queda contigo mirando a ninguna parte, que comparte desde un boli hasta su cama.
Con el que saltar, el que cantar por la calle sin que te importe a donde mira la gente, porque tienes su apoyo.
Y que acaba convirtiéndose en algo así como respirar, porque lo necesitas para seguir viviendo.

Más falsa que un billete de siete euros.

La falsedad en este mundo está bastante más extendida de lo que a mi me gustaría. Pero no podemos pedir que todo el mundo sea auténtico, porque eso nunca, en toda la historia de la humanidad ha ocurrido. No pido tampoco que seamos unos santos, que no digamos una mentirijilla de vez en cuando.
Solo pido que cuando vienes a darme dos besos, quites esa cara de asco, y si no, no saludes.
Porque tengo armas para luchar contra ti. Porque a ti no te queda nada más que cuatro "colegas" , y a mi, me quedan bastantes amigos de los de verdad, quizá, porque me los he ganado más que tú. 
Porque yo antes me quedaba calladita, esperando, contemplando desde una esquina. Pero ya no es así.


Yo siempre he creido que el cerebro tiene dos partes. La que decide actuar, y la que, despues de haberlo hecho, se arrepiente. Y yo he logrado hacer callar a la parte pesimista de mi cerebro.

miércoles, 13 de julio de 2011

Un beso bajo la tormenta.


Me acarició la mejilla y eso me dio fuerzas. Me levanté y me fui a quitar la chaqueta.
-Hace demasiado frío, ¿No crees?-Así que cogió y me la volvió a poner. La puso con tanto cariño que me giré para decirle algo, pero al mirarle a los ojos sentí un calor tan cercano que me sobrecogió. Algo que me hacía sentir feliz, algo que me decía que él estaba echo para mí. No sé que pasó exactamente, no sé si fue la situación, la lluvia, pero me dejé llevar. Y acabé besándole debajo de la tormenta.

Sin rastro de nosotros.

Lanzaste un misil contra mi corazón, y acertaste de pleno. El problema es que la herida que mi hiciste no sangra, por lo que no la puede curar ningún médico. Y tú sigues ahí viéndome sufrir, sin darte cuenta de que eres la unica medicina. Y no, no te das cuenta. Y esto es la guerra. 

Declarada ayer por el vicepresidente de ninguna parte, la guerra acaba de comenzar. Nadie sabe porque se ha empezado este conflicto bélico, los medios de comunicación no tienen para informar. Nadie sabe nada. Esto es tú o yo. Pero me he cansado. Me he cansado de esperar al otro lado de la barrera.
He sido lo que tu querías, tenía decidido que si tu me pedías que fuera tu amante, lo sería, tu amiga, lo sería. Si me dices ven, lo dejo todo.

Pero la paciencia no dura para siempre. Abandono, retiro mis armas y en el momento que sepas apreciar un nosotros me llamas.

martes, 12 de julio de 2011

Porque para eso están los amigos.


En esta sociedad lo que vale son los hechos y no las palabras.
Que por mucho que digas, por mucho que chilles, no vas a tener mas razon.
Y por eso siempre voy a estar ahí, para demostrarte, que mis palabras, no son en vano. Porque para eso están los amigos. ¿No?
Podría decirte todo lo que se dice la gente, que me vas a tener para lo que necesites o para lo que quieras. Que siempre vas a tener un hombro en el que llorar, que siempre tendrás una sonrisa cuando no quede nada más que decir o un café, una copa o simplemente un vaso de agua en el que ahogar las penas conmigo. Que en la oscuridad siempre queda una luz y que yo soy la adecuada para recórdartelo. Que todos los momentos que hemos pasado juntos han sido los más bonitos y todo eso. Pero ¿Para qué? Si eso ya lo sabes.
No tengo que estar recordándotelo. No te voy a escribir un testamento porque ni yo tengo ganas de escribirlo, ni tú de leerlo. Solo quería darte las gracias por todo, una vez más y que recuerdes que en algún lugar, siempre hay alguien acordándose de ti.

Algo que me pueda devolver la cordura.

En la soledad de tu recuerdo busqué algo que pudiera devolverme la cordura. Aquellos días fueron como una tortura. Una gota callendo, una y otra vez, esperando volverme loco. El otoño dejó paso al invierno, el amor dejó paso al olvido. Y aquí estoy yo, contemplando como la última hoja va cayendo lentamente, igual, que nosotros.

Hagamos un trato.


¿Alguna vez te has planteado hacerte pirata? Como yo. Así podríamos surcar los mares juntos, sentir la brisa en la cara por la mañana. Chillar: ¡Arriad las velas! Aunque no conteste nadie. Porque para eso está el mundo. Para inventar fantasías y vivirlas, sentado en la silla de aquel bar, junto a mi. No te arrepentirás. No te pido una vida junto a mí, ni siquiera que me firmes un contrato. Solo te pido un capítulo de tu vida, un álbum con momentos para recordar y luego comentar, cuando cada uno esté por su lado, en alguna tarde con amigos. 
No te pido que me llames todos los días, ni que te agobies por mí, solo te pido que me dejes vivir contigo algo más que una simple amistad, que crucemos el mundo de la mano.
Hagamos un trato. Mi felicidad por tu tiempo, y luego quizá, pueda ser al revés, y en algún lugar recóndito, llegaremos a ser felices.

Decir te quiero sin que tú lo oigas.


¿Alguna vez has probado a esconderte en un armario? A contemplar sin ser visto. Escuchar y que nadie te regañe. Probar a sacar tus propias conclusiones, imaginar mi destino unido al tuyo. Y sin que nadie te moleste. Poder morderte las uñas, llorar, reir, hablar en susurros. Decirte que te quiero sin que tú lo oigas.

lunes, 11 de julio de 2011

Un sueño prohibido.


No lo digas, es un sueño prohibido.

Vale, puede que se duerma mientras yo hablo, puede que a veces me desespere, que chille por su culpa, que se ría de mi, de mi musica, pero es que es el el que siempre me escucha, el que está ahí para recordarme que no merece la pena, que debería ser más egoísta, que da igual lo que digan de mí, mientras yo sepa que está bien hecho.
Es él al que llamo cuando una cosa me trae de cabeza, es él al que llamo cuando estoy a punto de llorar, cuando el mundo se me cae encima..
Es él al que llamo cuando la vida me sonríe, cuando me ha pasado algo que clasificaría como bueno, cuando me aburro, o simplemente cuando quiero reirme.
Es él en el  primero que pienso porque le quiero, y quiero despertarme a su lado cada mañana, pero él nunca lo sabrá, pues es un sueño prohibido.

Mirarte sin verte.


Nunca iba a volver a ser lo mismo. Jamás iba a volver a verle. A volver a verle en teoría, porque fisícamente seguía estando allí. Pero una vez más, se iba alejando, más y más. Aunque pudiese tocarlo con la mano. Porque yo le quería, pero él a mi... NO.

La eterna división entre optimistas y pesimistas.


El mundo está dividido en dos partes.
Los optimistas y los pesimistas.
El optimista es aquel que dice: Las cosas no me han salido bien esta vez. Lo sé. No em gusta, ni me alegro de ello, pero quizá la felicidad no esté aquí, si no en ese rincón.
No es, ni más ni menos, el que acepta la realidad, la sopesa y busca la felicidad en otro lado.
El pesimista es aquel que dice: Me ha salido mal. Ya nada tiene sentido. 

Y es que una persona pesimista no es más que un vago camuflado. Que no quieras hacer nada, ni buscar la solución, escondido detrás de un: "Está todo perdido."

domingo, 10 de julio de 2011

Bésame, luego, asume las consecuencias.



Quizá crecer es solo eso, admitir las consecuencias. Con esa afirmación se podría deducir que mucha gente de la que conozco era más madura antes que ahora. Como aquella vez. Te dije que me gustabas, me cogiste de la mano y nos fuimos a jugar. Ahora no lo harías. Al igual que la proporcion de nuestro cuerpo, crece el riesgo de estropearlo todo. Porque quizá tú no quieras aceptar las consecuencias esta vez, y harás todo lo posible por borrar de tu mente la imagen de tu mano y la mía. Porque te da miedo asumirlo.

Baby, la vida es mucho más sencilla sin preocuparme por ti.

Aquel día, esperándote en aquel bar, conocí a un chico. Era más educado que tú, mas simpático, y, sobretodo, más guapo. Me invitó a tomar algo, y, cariño, compréndelo, llevaba más de una hora esperando, creyendo que no te importaba. Ahora lo comprendo. Era cierto que no te importaba.

Que a mi ya me das igual.

 Te miré. Te observé atentamente todos los días que pasaste a mi lado.Me senté contigo, mantuve la mirada con la tuya más de diez segundos. Me reí contigo, lloré por ti. Me comí la cabeza en silencio, esperando que tú me llamaras. Hacía que tus chistes malos parecieran buenos. Te invité a comer y te di apoyo cuando lo necesitaste. Un día te dije que te quería.
No me dirás que no intenté estar contigo.
Lo intenté, pero hay cosas que solo suceden en las películas.