martes, 6 de septiembre de 2011

No mimos de cualquiera.

Te despiertas, todo está gris, ni siquiera la brisa que entra por la ventana te susurra razones para levantarte. el olor a café que sale de la cocina te hace meter la cabeza debajo de la almohada, porque eso significa que hay que levantarse y no quieres.No es porque tengas sueño, no. No te duele la cabeza, ni el estómago, es más, tienes hambre. Pero todo se presenta bastante negro, te gustaría quedarte allí debajo y dejar que pase el día, o bueno, que te vengan a ver y que te den mimos. Sí, eso. Pero no mimos de cualquiera, no.
Y mientras pasa todo esto, aparece ella. Algunos la llaman por su nombre, otros se lo acortan cariñosamente, otros, ni la conocen, para ti ella es tu mejor amiga. 
Esa a la que le cuentas todo, aunque te mire mal, y te comprende. Aquella con la que te ries tanto, que te duele la barriga. A la que llamas cuando lloras, o como hoy, cuando no te apetece salir de la cama. Con la que haces la mayor cantidad de bobadas que el resto del mundo nunca podrá entender. Con la que te sientes segura de verdad. 
Llamadme cursi, pero es la única que puede alegrar un día así.

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