lunes, 8 de octubre de 2012

Un soplo de aire fresco

Fue un soplo de aire fresco, que, como aire que es, tal como viene se va. Ninguno va a gustarte como lo hacía él y, por mucho que te esfuerces, no eres capaz de sentir lo mismo por cualquier otro.
Y aquí es cuando te das cuenta de que por primera vez estuviste cerca de alguien no solo por pasar el rato y que nunca nada ni nadie podrá sustituirlo.
Los habrá mejores y peores, con diferencia por las dos partes. Los habrá que te gustarán más que él y otros que menos. Unos que merezcas y otros que no.
Los habrá de muchas maneras, pero el primero es el primero.
No me refiero al famoso chico del primer beso, ni al de las manitas, ni todas esas cosas que se consideran lo primero. No me refiero a los primeros tanteos de la vida de los 14 ni a todas esas cosas que nunca vas a olvidar.


Él es el primero que te ha dolido cuando se ha ido y ya no lo has tenido al lado, el primero por el que te has podido pasar horas tumbada en la cama y el primero por el que te has tenido que jurar a ti misma que no ibas a llorar frente al espejo mientras te caían las lágrimas por las mejillas, mientras las recogías rápidamente con la mano, como si así nunca hubieran existido.
No sabías lo que era echar de menos a alguien con la fuerza de necesitar salir corriendo hacia algún lugar, solo por buscarlo, aunque no estuviera. No sabías lo que era la rabia, la impotencia, y, sobretodo, lo difícil que era controlarlas.

No sabías lo que era llorar, primero de rabia y luego, cuando el tiempo hace su labor, sonreír recordando lo que fue con un gran vacío en el estómago. La sensación de mirar al futuro y no contemplar una vida sin buscarle, sin saber de él. La sensación de que te lo encuentras en cada esquina cuando no lo quieres ver.

Hay muchos primeros, pero el primero que duele como si quemara cuando se va, es el primero de los primeros.
Porque es el primero al que has querido.


sábado, 8 de septiembre de 2012

El club de los poetas muertos

Nunca es mal día para recordarle al mundo que debe vivir más y que nada dura eternamente. Por eso hoy, en vez de soltar un rollo sobre que hay que aprovechar el momento, que tienes que vivir como si fueras a morir mañana y todas esas cosas que se suelen decir, voy a dejar que lo hagan otros.
Porque el valor más importante desde siempre ha sido la libertad y el estilo de vida más bonito el "Carpe Diem"
Y eso es lo que plasma la que, tengo que reconocerlo, es una de mis películas favoritas, si no la favorita.
Hoy dejaré que extraigáis las conclusiones que esta película pretende que extraigáis, porque yo no podría hacerlo mejor y sería una falta de respeto.


"No olviden que a pesar de todo lo que les digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo
Les contaré un secreto: no leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería... son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor son cosas que nos mantienen vivos"

El club de los poetas muertos


miércoles, 22 de agosto de 2012

Para olvidar a alguien tienes que querer hacerlo



Sé que podría acostumbrarme a ti, a tus defectos, a tus virtudes. Sé que podría quererte, todavía no sé como, pero sé que podría aprender.
Sé que tendría paciencia contigo y que te volverías loco en cuanto me dejaras quererte.

Pero ya hace mucho que nos separamos, bueno, la gente dice que no ha pasado tanto tiempo. En verdad, no ha pasado mucho tiempo.
Pero esos pocos días lo son todo cuando pasas las tardes esperando a que de señales de vida y todas las noches recordando sus labios y su sonrisa.
Esos pocos días son una eternidad si estás acostumbrada a los ‘Buenos días, princesa’ y a que te traten como una reina.
Esos pocos días lo son todo cuando quieres a alguien y sabes que ese alguien no piensa nunca en ti.
Joaquín Sabina tardó en olvidar a la mujer que quería 19 días y 500 noches. Si hago la cuenta atrás, ¿Conseguiré olvidarte?
Claro, que la canción ni siquiera dice ‘olvidarte’ dice ‘aprender a olvidarte’ ¿Dónde se aprende eso? ¿Quién te lo enseña?
No sé, no creo que su método me sirva a mí. He hecho la gráfica y es una caída demasiado grande el dejar de echarte de menos en solo 19 días.
Porque dicen que no hay nada peor para olvidarse de alguien que no querer hacerlo.
No, no quiero olvidarme de ti, ¿Por qué iba a hacerlo? Los recuerdos bonitos no deben olvidarse. Solo quiero que dejen de doler. Quiero cerrar la herida, pero conservar la cicatriz.
Porque estamos hechos de eso, de recuerdos, de cicatrices. ¿Qué somos, si no?

Yo creo que hay dos cosas que se deben aprender en la vida. Que no hay que borrar las cicatrices, es una.
La otra, surge aplicando la frase que dice ‘El camino hacia la paz no existe, la paz es el camino’.


Y esto es, si quieres olvidar a alguien, tienes que empezar a olvidarle. No llegarás a poder vivir sin alguien si no quieres hacerlo.
Para olvidar a alguien, tienes que empezar por querer olvidar.

domingo, 12 de agosto de 2012

Hablemos de la tan citada batalla contra el orgullo

¿Pueden las personas ser totalmente objetivas? ¿Sin sentimientos de por medio? Si existe alguien completamente objetivo en este mundo, quiero conocerlo.
Porque tú que te creías objetivo, que pensabas podías cambiar el mundo en un suspiro, que confiabas fielmente en que no necesitabas a nadie para ser feliz; tú que ibas hablando siempre de madurez y de cultura, de comportarse como un adulto y demostrar lo responsable que podías llegar a ser; tú que querías ser el centro de todos porque considerabas que eras totalmente apto para ese puesto...
Tú, tan invencible, tan indestructible... Te encuentras a la hora de comer escondida bajo las sábanas intentando no llorar, intentando no tirarte de los pelos porque no sabes qué hacer ni qué pensar.
Y te das cuenta de que te has equivocado de camino. Que lo más "maduro" en ese momento no es hacer como si nada pasara, posar con la presencia de un mueble y repetir lo bien que estás sola.
No es convencer al mundo de que no necesitas a nadie, que vas a vivir haciendo lo que te da la gana cuando te da la gana porque así lo has escogido.
Te das cuenta que lo que tienes que hacer es dejar de hacer el tonto y aceptar que le echas de menos, que duele porque se ha ido y te ha dejado, que te dio alas y te caíste, que luchaste como la que más y ganaste miles de batallas, pero al final perdiste la guerra.
Y duele, duele aceptar que tú también necesitas que te quieran, y que estás perdida, que tienes las ideas nubladas como un día en Londres y una inteligencia emocional en constante construcción y simultáneo derribo.
Y aceptas que tienes miedo a perderle y a que no se acuerde de ti cuando se despierta... Y te da rabia echarle de menos y aceptar que le necesitas. Querrías darte cabezazos contra la pared hasta que todos esos sentimientos desaparecieran, pero te das cuenta de que ni siquiera sabes en que parte escondida se alojan.



Y entonces llega la parte más importante, cuando te das cuenta de que la batalla más difícil es la de ganar a tu propio orgullo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Soy una soñadora, pero no soy la única

No hacemos más que ver anuncios que te ofrecen todo tipo de cosméticos para, al no poder hacerte inmortal, querer que lo parezcas. No hacen más que contarnos cuales son los secretos para poder llegar a los 100 años, cuidarnos y mantenernos frescos como lechugas.
Miles de investigadores buscan alargar la vida de las personas y otros miles de ellos acortar la vida de los objetos para que tengamos que comprar otros nuevos y buscar huecos en la ley con los que poder escaparse de dar garantías.
Miles de personas buscan maneras de ganarse la vida y otras muchas, maneras de conseguir dinero a costa de lo que sea.
Y es que nos da igual vivir 100 años, si vivimos vacíos.
Que no se puede cambiar el mundo dicen, que la sociedad está muy afianzada en todos los aspectos, que las personas están acostumbradas a esto... Que el capitalismo es el único sistema que funciona y que si tienes dinero eres más persona que el que no lo tiene.

¿Pero cómo vamos a cambiarlo todo si lo aceptamos como borregos? Si vivimos con la excusa del "Pero que más da, si lo hago solo yo no va a servir de nada", el "Lo hace todo el mundo" y el "En esta vida hay que ser feliz" para poder gastar nuestro dinero a gusto, malgastar nuestros recursos y hacer lo que nos de la gana sin que nos machaque la conciencia.
¿Y qué le vamos a hacer si permitimos todo porque "hay que respetar lo que piensan los demás"? ¿Dónde quedó aquello de mi libertad acaba donde empieza la del otro?

Pero nos encanta mirarnos el ombligo, buscar la felicidad en descapotables y cremas antiarrugas, ser más que el otro.
Claro que no vamos a arreglarlo todo en un día, claro que la vida verdadera no están en las pantallas que arrojan a la calle las cotizaciones de la bolsa y números y más números.  Claro que la felicidad no está en las cifras del paro ni en las mentiras de los políticos. Claro que no podemos buscar la sencillez en una sociedad donde ser sencillo está penado.
Claro que no vamos a conseguir nada mientras el dinero siga siendo el himno y el camino hacia el éxito.
Claro que no vamos a ver lo bonito que está en mar y lo verde que están los campos cuando llueve si seguimos mirándonos el ombligo.

Pero es triste, es triste escuchar a tus padres decir "Esta es una soñadora. Pues ale, lucha, lucha tú por un mundo mejor que a nosotros ya nos ha decepcionado."
Es lo más triste que puedes escuchar. Y después de eso todavía sigues creyendo que tiene algún arreglo.
Como decía John Lennon "Seré un soñador, pero no soy el único"
Porque si tenemos algo que soñar, es que todavía hay cosas que cambiar.

martes, 12 de junio de 2012

Una sociedad que condena a muerte lágrimas

¿Dónde van los besos que no se dan? Definitivamente, al mismo sitio que los besos dados, no.
Los besos que se dan quedan en el recuerdo, en cajas llenas de fotos, sonrisas y papeles guardadas en un cajón.
Quedan retenidos y jamás son olvidados.
Los besos que no se dan, en cambio, se pierden, pero no vuelan, no son libres, quedan quietos como una cicatriz invisible. Muchas veces son olvidados, pero otras veces duelen más que los que si consiguen escapar, taladrándote por dentro y arañándote por dentro desde la rabia que siempre trae consigo el 'Nunca será lo que pudo haber sido'
Supongo que esos besos se almacenan en el mismo lugar que las sonrisas contenidas, las miradas apartadas por vergüenza o por miedo y las lágrimas que nunca verán la luz.
¿Pero, acaso son esas lágrimas las que mueren, dentro de ti, o mueren aquellas que son derramadas sin remedio? Yo no lo sé.
Solo sé que ninguna lágrima debería morir si no es de alegría y que los besos que no se dan queman como fuego y duelen como agujas hiriéndote la piel. Queman por querer salir y duelen por la frustración de no poder hacerlo y no entender por qué.
Y es que los besos y las lágrimas no entienden de lo que es políticamente correcto y lo que no, no entienden de clases sociales ni de fronteras, no conocen la palabra prejuicio y han olvidado el significado de la palabra tabú.


Por eso, en esta sociedad, a los locos se los encierra, a los niños se los educa, los besos son encarcelados y las lágrimas son condenadas a muerte...
No se puede permitir que la verdad desmonte todo lo que la codicia, la ambición, el poder, la violencia, el miedo y la mentira han conseguido tejer hasta ahora.

sábado, 9 de junio de 2012

Words and ideas can change the world

¿Quién dice que las palabras no pueden dar miedo?
Mañana es solo un adverbio de tiempo y mirad, mirad como asusta a la gente.
Y es que el futuro se ve lejano en el horizonte, menos cuando le tienes miedo.
Nadie sabe que es lo que va a pasar mañana, porque el futuro está aquí, ¡El futuro somos nosotros!
Por eso asusta, porque lo tenemos en las manos, es nuestra responsabilidad.
Y eso que estamos siempre preocupados por lo que pasa a nuestro alrededor, por si eso nos puede afectar directa o indirectamente. Pero es que estamos tan preocupados por eso, que nunca miramos lo que pasa en nosotros mismos.
Somos capaces de analizar las acciones de todos los seres que conocemos, e incluso justificarlas con argumentos irrebatibles, somos capaces de aconsejar pero no de darnos consejos a nosotros mismos.
Somos capaces de señalar la solución, señalar el camino más fácil, señalar la luna... pero miramos al dedo.
Somos capaces de localizar el camino correcto y girar la cabeza.
No queremos conocer la historia solo porque así tendremos una excusa para repetir los errores cometidos. "¡Estábamos condenados a repetirla, no lo sabíamos!"

Y es que somos capaces de todo lo malo, pero somos capaces de todo lo bueno también, una vez que nos damos cuenta de que el futuro no es algo intangible. Está en nuestras manos y tenemos que velar por él.




Y es que yo no me resigno a aceptar que cuando muera, el mundo seguirá como si yo no hubiera vivido. ¡Hay que hacer algo para mejorarlo!




domingo, 3 de junio de 2012

Acostumbrarse es otra forma de morir

Hoy vuelvo a sentir esa sensación que siento siempre que te vas, pero esta vez es diferente. Dijiste que te ibas para siempre, que lo sentías, que esto había acabado.
El desamor se extendió como una epidemia recordando tu sonrisa y tu manera de reír. No intento traerte de vuelta, ya he probado, las palabras no han servido y no creo que lo hagan las lágrimas.
¿Y si me acostumbro a vivir sin ti? Soy fiel a mis principios cuando repito la frase de Dulce Chacón que dice que acostumbrarse es otra forma de morir.
Quizás fue bueno que te fueras antes de acostumbrarnos el uno al otro, pero no me queda nada más de ti que la certeza de que ya no estás y duele.
Miento si digo que ya no me importa tu destino ni hacia donde te diriges. Miento si digo que recuerdo solo lo bueno y que lo malo ha muerto.
Pero miento si digo que te he olvidado y que me arrepiento de haber vivido lo que vivimos.
Supongo que toda esta frustración que siento la resume Joaquín Sabina cuando dice "Porque el amor, cuando no muere mata, porque amores que matan, nunca mueren"
Y como todo, cuando dices adiós a mayo, llega junio.









 Pero mayo nunca muere.

sábado, 2 de junio de 2012

You're waiting for something that won't happen

Hoy duermo en pijama de verano, como si este año nos hubiéramos comido la primavera, hubiéramos pasado del muy lluvioso invierno al muy caluroso verano.
El tiempo se engaña a sí mismo, cree que puede pasar de un lado a otro sin un paso intermedio. Nosotros también nos engañamos. Creemos que se puede recuperar la confianza perdida, el respeto cuando ha caído a un pozo sin fondo solo porque al tirar una piedra todavía escuchamos algo.
Es curiosa la necesidad que tenemos los seres humanos de volver a vivir las cosas pensando que así nos saldrán mejor. Es curioso que llamemos a eso "Segundas oportunidades"
Pero, ¿A quién le gustó más la segunda parte del Rey León que la original?
Es curioso los nombres que le ponemos a las cosas, cuando no queremos llamarlas por su nombre. Segundas oportunidades, "Lo hago porque quiero" o el típico "Abandono porque no me queda otra salida"
No queremos reconocer todo eso que nos pasa, todo eso que sentimos, que es demasiado fuerte para analizarlo. El miedo, la angustia o el amor son sentimientos que necesitan llegar a un punto sin retorno para salir provocando terremotos.
Sí, ese momento en el que la ves que se queda callada y de repente sus ojos son dos lagunas verde esmeralda. Cuando se pone a llorar y te abraza, susurrando que ya no puede más.
Porque hasta ese momento ha vivido engañada. Solo engañándose a sí misma porque cree que así es como si no pasara nada.


Pero da igual lo que le digas, porque ella, tú, yo, y todos vamos a seguir engañándonos sin remedio. No podemos evitarlo.
Así que...
¡Sígamos engañándonos! Llamemos gases a las mariposas en el estómago y ser feliz a las ganas de verte, dejemos de esperar por algo que nunca va a pasar.

martes, 29 de mayo de 2012

Como un rayo de sol por la noche

¿Habéis conocido alguna vez a alguien, alguien fugaz, insignificante en un principio, que os ha enseñado más de lo que otros podrían haber hecho en una vida? Yo sí.

Y me enseñó que no hay que juzgar a las personas por su manera de vivir. Que hay malas personas en todas partes, y que las buenas se esconden donde menos habrías pensado.
Que el egoísmo y el orgullo solo son buenos cuando consigues superarlos y que esta sociedad te estanca en un cuadrado, el que tú, entre comillas has elegido, y a partir de eso te juzgarán.
Que es mentira que puedas protestar para intentar arreglar el mundo, que te apalearán y se justificarán diciendo que alterabas el orden, eufemismo con el pretenden señalar que estás mal de la cabeza.
Que los seres humanos rápidamente se aburren de lo que tienen y que por eso envidian la manera de los otros.
"Qué suerte tienen" Suspiran los vecinos añorando lo que el otro tiene. "
Que para las personas lo que hacen ellas siempre tiene más valor y siempre será más difícil que el sufrimiento del prójimo; de ahí su envidia, al creer en lo fácil que es la vida del otro.
Todo esto me enseñó con solo estar a su lado, "La vida no es fácil, así son las cosas" es la frase que solía decir cuando le insinuaba que ha crecido demasiado pronto, demasiado rápido.
Quizá sea yo la inocente. Pero el problema de la gente que crece muy rápido, que quiere tenerlo todo aquí y ahora, es que nunca lo podrán tener todo, y por querer todo, se pierden todo lo demás. Pronto se aburren de todo, no encuentran alicientes, ni nada que les motive.
Hasta que deciden frenar. Frenar, parar, respirar, observar. Observar que a su alrededor hay cosas que antes no existían a sus ojos. Gente que ha callado muchas cosas porque ellos no querían escuchar.
O sí querían, pero solo escuchaban lo que les apetecía oír.
La vida no es una comedia romántica de dos horas, pero tampoco un drama. A veces deberíamos parar, darnos cuenta de a quien estamos haciendo daño y a quien estamos dando prioridad, nos sorprenderíamos la de veces que cambiamos los papeles y se los entregamos a la persona equivocada..

Y sobre todo, deberíamos disfrutar poco a poco, que la vida, no es muy larga, pero gran mentira eso de que son dos días.
Dejemos de crecer tan rápido, y saboreemos lo que cada etapa nos ofrece, ¿A quién no le ha dicho su abuela que a nuestra edad ella jugaba con muñecas?
Quizá un día nos demos cuenta que no está tan mal salir a respirar y disfrutar de lo que tenemos en ese momento.

lunes, 28 de mayo de 2012

¿Por qué las cosas buenas hay que vivirlas dos veces?

Supongo que tienes una respuesta a todas las cosas que te digo. Contraria, por supuesto. Te encanta hacerlo. Si yo digo blanco, tu dices negro. Si yo digo que ha sido divertido, tu dices que no lo volverías a hacer. Te digo que me gusta soñar, me dices que que no hay que soñar solo por haberse dormido. Quizá la mejor respuesta sea que no hayas preguntas. Que me quieras, que dejes de decir que no puedes volver por el mismo camino, no soy la misma piedra que te hizo tropezar, te lo prometo. Que dejemos de restar y dividir, que podemos sumar mucho más de lo que tu puedas imaginar.


¿Que por qué las cosas buenas hay que vivirlas dos veces?

Para estar seguro de que han sucedido. Quiero decir, igual está mal formulada la pregunta, al limitar el número de veces a dos.
Me explico. Nos quisimos, nos enfadábamos hasta que uno de los dos cedía cuando echaba de menos las manos del otro a su alrededor. No fuimos medias naranjas, éramos una uva y una manzana buscando agua desesperadamente, buscándonos el uno al otro.
Somos diferentes, quizás como los que más. Tenemos la capacidad de reírnos el uno del otro, pero no de entendernos. Y quizá es mejor, nadie me hacía reír tanto como cuando tu terminabas nuestras discusiones con un “Búscate otro perro que te ladre, princesa” y despacito, aparecías por detrás y me abrazabas por la cintura.
Muchas discusiones no tienen final, y los seres humanos estamos empeñados en buscarle siempre uno.
Teníamos también la capacidad de herirnos, y de curar las heridas con tiempo y dedicación.
En definitivamente, que no te pido que repitamos lo que vivimos, si no que nos queramos como nos queríamos. Que olvidemos lo que hemos pasado. Pero no una copia mala de un amor que no se puede copiar.
Simplemente vivir otra versión.
Que las segundas partes nunca fueron buenas, dicen.
Pues volvamos a empezar. Encantada, me llamo como tú quieras llamarme. Vayámonos a vivir una historia inolvidable, pero vayamos.


We will change the world.


Vivimos en una sociedad en quiebra. Donde los que tienen dinero mandan sobre los que no, donde los políticos han pasado a ser simples marionetas de la economía
Donde algunas personas todavía piensan que alguien sin una carrera, no es persona; y donde todo trabajo intelectual se pone a años luz del manual.
Donde no siembras tomates, ni lechugas. Se siembran centrales nucleares, corrupción, violencia. Se siembran estafas, prejuicios, miedo.
Sociedad en cambio continuo, en teoría hacia algo mejor.
Una sociedad que margina a los débiles y premia a los fuertes, que tiene miedo, miedo a lo diferente. Sociedad de miedos, la llamaría yo. Sociedad de miedos camuflados tras odio.
Donde todo parece estar encajado en un sitio, del que en teoría podemos salir para revindicar aquello que no es justo, aquello que no está bien.
Pero aquí o perteneces a un grupo, o perteneces a otro. Desde que naces, estás encajado en prejuicios.

Pero os vais a joder, el día que os deis cuenta de cómo son las cosas.
Las cosas nunca son blancas ni negras, nunca podrás saber el cien por cien de una cosa, por muy experto que seas. Todos estamos hechos de pedacitos de todos, nunca se es totalmente diferente que otro, ni por supuesto, totalmente idéntico.
"¡Qué triste sería el bosque mundo si solo cantaran los pájaros que mejor lo hacen!" Decía Henry Van Dike.
Todos los eslabones son necesarios, todas las personas estamos aquí por alguna razón, solo tenemos que encontrar cuál es.
¿Quién no se ha quejado de pequeño de por qué narices existirían los bichos, y a quién no le ha respondido su madre: “Si están ahí, por algo será”?
Apliquémonoslo. Tratemos a las personas por igual solo por el hecho de ser personas, que por algo será.





Dejemos de martirizar a los optimistas y tachar a la gente feliz de ingenua, ignorante e insensible. Tiene bastante mérito (intentarlo, al menos) ser feliz en una sociedad en la que muere tantísima gente todos los días, y donde la justicia funciona movida por los hilos de unos cuantos.
Así que dejemos de asociar ser feliz con pasar de todo, con no estar comprometido con la sociedad, y con no luchar por un mundo mejor.
Porque para luchar por un mundo mejor, primero hay que creer en que puede ser posible.

domingo, 27 de mayo de 2012

Como un amor de verano condenado sin opción al fracaso

Malditos amores de verano. Comienzan como comienza cualquier otra cosa. Comienzan con una sonrisa, algo tan inocente con un "Hola, ¿qué tal?, algo tan inocente como las suaves olas del mar un día sin viento.

Son suaves, son tranquilidad, son risas, son saber que te quedarías toda la vida en sus brazos, son caer en la rendición de pasarte la vida dejando que te bese el cuello. Como las olas del mar cuando solo sopla una suave brisa.
Pero también son emoción, son pasión, son dejarse arrastrar, es dejarse llevar, es querer como no quieres en ninguna otra ocasión. Es vivir con tanta intensidad que te asusta, es irse metiendo poco a poco en el mar, dejarse llevar por la marea, metiéndose cada vez más y más dentro sabiendo que cuando se quite el sol tienes que regresar a la orilla.
Son bonitos, excitantes, son una historia condenada a un final desde el principio.
Son miedo, miedo a que el verano termine, miedo a no volverse a ver, angustia, son ganas de quedarse, de que el tiempo se pare y no vuelva a correr. De quedarse mirándose el uno al otro mientras las olas del mar hacen de las suyas.
Pero el final del verano llega, el miedo aumenta, la angustia hace de las suyas y ya no sabes que hacer para que nada cambie. Te prohíbes sentir, te prohíbes dejarte llevar pensando que quizá así luego el golpe no será tan duro. Pero te equivocas y a sabiendas de que te estás equivocando sientes una frustración tan grande que no sabes como calmar. Quieres aprovechar, vivir, quedarte allí. Pero a la vez sabes que cada vez, el momento está más cerca y no quieres pasarlo mal.
Y al final el momento llega, y vuestros caminos se separan sin que podáis evitarlo. Y te das cuenta de que todo el verano llevas alimentando algo condenado desde el principio al fracaso.

Pero, ¿Acaso te arrepientes?

sábado, 28 de enero de 2012

Ya lo sabes

No tengo razones aparentes para hacerte hoy un tablón, no es año nuevo, ni tu cumpleaños, ni ninguna de esas cosas por las cuales la gente se acuerda de uno. ¿Pero acaso tengo que tenerlas?
Si es que cualquier cosa me recuerda todo lo que hemos pasado juntas, estar sentada en esta silla, mirando nuestras fotos, escuchando cierta canción que alguna vez escuchamos o simplemente leyendo las miles y miles de cartas que tenemos de hace tiempo ya, y de no hace tanto.
No puedo presumir de conocerte de toda la vida, pero como si lo hiciera.
Si es que en el fondo, piénsalo, puede que nos separemos a veces, que nos distanciemos, pero siempre acabo persiguiéndote para que no te escapes, y creo que ya has comprobado que es muy difícil escapar de mí, tu te lo has buscado, maja.
Y estoy aquí sentada recordando todo lo que hemos pasado, todas las noches, las tardes, los videos, las llamadas, las risas, los llantos, las depresiones y todo lo que nos queda. No te voy a hacer un pedazo testamento porque ni tengo ganas de escribirlo, ni tú de leerlo, pero me apetecía darte las gracias. ¿Por qué? Ya lo sabes.