Hoy duermo en pijama de verano, como si este año nos hubiéramos comido la primavera, hubiéramos pasado del muy lluvioso invierno al muy caluroso verano.
El tiempo se engaña a sí mismo, cree que puede pasar de un lado a otro sin un paso intermedio. Nosotros también nos engañamos. Creemos que se puede recuperar la confianza perdida, el respeto cuando ha caído a un pozo sin fondo solo porque al tirar una piedra todavía escuchamos algo.
Es curiosa la necesidad que tenemos los seres humanos de volver a vivir las cosas pensando que así nos saldrán mejor. Es curioso que llamemos a eso "Segundas oportunidades"
Pero, ¿A quién le gustó más la segunda parte del Rey León que la original?
Es curioso los nombres que le ponemos a las cosas, cuando no queremos llamarlas por su nombre. Segundas oportunidades, "Lo hago porque quiero" o el típico "Abandono porque no me queda otra salida"
No queremos reconocer todo eso que nos pasa, todo eso que sentimos, que es demasiado fuerte para analizarlo. El miedo, la angustia o el amor son sentimientos que necesitan llegar a un punto sin retorno para salir provocando terremotos.
Sí, ese momento en el que la ves que se queda callada y de repente sus ojos son dos lagunas verde esmeralda. Cuando se pone a llorar y te abraza, susurrando que ya no puede más.
Porque hasta ese momento ha vivido engañada. Solo engañándose a sí misma porque cree que así es como si no pasara nada.
Pero da igual lo que le digas, porque ella, tú, yo, y todos vamos a seguir engañándonos sin remedio. No podemos evitarlo.
Así que...
¡Sígamos engañándonos! Llamemos gases a las mariposas en el estómago y ser feliz a las ganas de verte, dejemos de esperar por algo que nunca va a pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario