lunes, 10 de noviembre de 2014

De noche


Las ciudades que parecen más grandes de noche,
llenas de luces desde la carretera.
Así también tú
de noche, al encender mis luces.

La habitación a oscuras, tu espalda
llena de constelaciones, 
así tus lunares como estrellas...
pero al revés.

Tú también más grande,
dejando de ser tú y empezando a ser yo.
Cada vez más yo.
Hasta que somos

y la ciudad se queda a oscuras.



miércoles, 27 de agosto de 2014

Como si..

Creo que podré perdonarte que no me preguntes si me duele. Porque ya te lo he perdonado todo.
Me duele el tiempo que estuviste conmigo tanto como el que no lo hiciste. Otro golpe más para poder seguir queriéndote deshecha. Para tener algo más que perdonarte.
Igual, si sigues rompiéndome un día te cortas. Si me escucharas te diría que tuvieras cuidado.
Curioso, hablo como si tuviera alguien a quien cortar todavía, como si a alguien le quemara la piel cuando lloro. Y es que sigo escribiéndote como si me fueras a leer, como si por despertarme a las nueve fueras a aparecer en la puerta a darme los buenos días.
Quizá se nos acabó el amor y la esperanza de que el verano se pareciera algo al calor que nos dábamos en invierno nos mantuvo juntos.
Teníamos planes que acabaremos por realizar con otros. Como si los otros supieran lo que era cuando me besabas en cualquier ascensor. ¿Por qué vivimos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo? De tanto matarlo juntos acabó por enfadarse...
Imagino que a ti también te quedaron cosas por decirme. Igual algún día me las cuentas. Estas son las mías. Las demás te las grabé a modo de arañazos en la espalda, algún día te regalaré un espejo por si no las ves.
¿Por qué te vas siempre cuando más cosas tengo que contarte? Como esas personas que llegan cuando todavía tienes ganas de llorar. Todavía tengo algo de calor por si tienes frío en invierno.
Hay que salir a la calle con los ojos secos cuando todavía ni siquiera sé de quién fue la culpa.
Avísame cuando sea el momento de empezar a recordarte.

domingo, 27 de abril de 2014

Se dice que murió esperando...

"Si te preguntas por qué te escribo, no te culpo. Yo también me lo pregunto. Me pregunto por qué dejé de hacerlo, y por qué tú dejaste de interesarte en ello.
Hoy, en esta carta que no enviaré, te respondo. Escribía cuando escribía al sonido de tu respiración, procurando que ninguna letra se saliera de los marcos que tú imponías al inspirar. Ahora ya no estás. Y he olvidado cómo te escribía.
Procuraba escribir sintonizando con lo que yo creía era tu corazón, pero que quizá era el mío intentando perseguir al tuyo. Quizá nunca nada de lo creí mío lo fue. Un nosotros que se perdía mientras llegaba agosto con los últimos soplos de vida del verano.
A partir de entonces estuve esperando. Esperaba como quien cree que le van a dar un premio, como quien espera recompensa.
Uno nunca se cansa de esperar. Cuando el ocaso bañaba el horizonte siempre me juraba que mañana ya no esperaría. Por las noches las cosas son distintas, ¿Sabes? La soledad está más sola de noche y la esperanza es el último resquicio de humanidad que nos corresponde a los que ya sólo nos queda la noche.
Nunca me arrepentí realmente de haber hecho de tu respiración mi ritmo. Muchas veces te ataqué y deseé que me escucharas maldecirte, pero sin emitir sonido alguno. Los mayores pecados, tanto cuando estaba contigo como cuando te fuiste, los cometí sola, pensándolos solamente.
Sigo esperando todavía, con la esperanza con la que esperan los que ya creen haberla perdido.
No quiero que vuelvas. Pero aún así lo espero.
Espero muchas cosas y lo poco que llega es el tiempo.
El tiempo que arruga mi piel y tensa mis nervios. Algún día estallaré, pero ya no importa."


Suspiró. Hacía años que había olvidado a quien esperaba. La vejez llamaba a su puerta desde hacía mucho tiempo y nunca había querido abrirle la puerta. Siempre pensó que lo mejor estaba por llegar y nunca se preocupó más que por dejar el camino hecho cuando aquello llegara. Fue siempre dueña de su vida y nunca lo supo. Nunca se dedicó a vivir. Se entretenía pensando que su vida sería recordada por esperar un amor prohibido que un día se marchó, porque no podía aceptar que había dejado pasar su vida como quien deja pasar un tren y que, por miedo a sufrir, estaba sufriendo.
No había querido vivir de ilusiones pero se dejaba morir de ellas.
Se dice que murió esperando, con la certeza de que, si lo hacía con pasión y dedicación, alguien llegaría. Nadie llegó. Como nadie llega solo por ser esperado.

jueves, 24 de abril de 2014

Gatos sin noches ni tejados














Ahora, que la luna no es luna
si me dicen que no lo son tus ojos
Ahora, que los gatos
ya no recorren los tejados por las noches
si no estás...
Ahora, quédate.

Porque quién sabrá mañana, quién,
si el ahora no queda en el ayer
si ese hoy de aquel mañana,
nos descubre, quizá, que no hay vínculo que una
dos personas
que eran dos gatos...

Dos gatos sin noches ni tejados
dos gatos que sólo con ser amados
Sólo con amarse...
Si la felicidad
no fuere un café contigo en cualquier lugar
Una fría
tarde de marzo 

Ahora, las mañanas de enero
vuelan como golondrinas tornando
el vuelo hacia el hogar
y por eso, por eso te pido esta noche
y así siempre...
Ahora...Sí, quédate.


domingo, 19 de enero de 2014

La vida es un hombre que dibuja topos

"Me maravilla cómo los seres humanos se horrorizan cuando les digo que un topógrafo es un hombre que dibuja topos. Bendito cinismo...¡Si ellos se engañan más y mejor!
Si la vida es un eufemismo en sí misma... Si la muerte forma parte de la vida... Si es verdad todo lo que hemos convertido en tabú...
Si podemos hablar de muchas cosas pero no de otras y no podemos traducir sólo la parte de la palabra que nos interesa... ¿Y qué si la vida es un hombre que dibuja topos? Si somos tres frases en una servilleta perdida en un bar de las afueras" dijo muy enfadada, y se marchó. Nunca he vuelto a saber de ella.