jueves, 4 de agosto de 2011

14,000 things to be happy about.

¿Cuánta gente, buscando la felicidad, ha fracasado? ¿Cuántos han muerto sin saber lo que es ser feliz, porque buscaban algo que no existe? ¿Alguien se ha planteado hacer una estadística sobre ello? No quiero decir que la felicidad no exista, claro que existe, y todo el mundo la siente en algún momento, solo que no saben identificarla. No es un modo de vida, ni un estado de ánimo, felicidad, tal como lo hemos clasificado nosotros, no es nada que se pueda describir. Es las ganas de cantar, de reir, de cogerle de la mano, de saltar... Es las ganas de ser feliz. 
Es un círculo vicioso. No la encuentras, ella te busca. No aparece cuando te esfuerzas por conseguirla, solo cuando te relajas. Gran ciencia esa de ser feliz. ¿Verdad? ¿Cuántas veces la habremos confundido con la satisfacción, el orgullo, el amor, o sensaciones similares? Fallo. No es confundirla. La felicidad no es una de esas sensaciones que podemos aislar. Es una mezcla de todas. Piénsalo. Seguro que encuentras más de 14.000 razones para ser feliz.

Amor se llama el juego en el que una par de ciegos juegan a hacerse daño.

Te he querido, mucho, y te aseguro que no me arrepiento de nada. De nada de lo que hemos pasado, ni de los momentos malos, me aventuraría a decir. Después de que todo ha acabado, te sorprendería saber que si escribiera una historia sobre nosotros, la escribiría desde el cariño, y no desde la rabia que ahora siento. No puedo presumir de que mi mayor cualidad sea actuar con cabeza fría, pero al recordar todo lo bueno, consigo calmarme y verlo todo de otra manera. Pedí que todo fuera perfecto, sentirme una princesa, que el mundo se parara solo para mí. Pedí tantas cosas que he perdido la cuenta. Pero no todo es un camino de rosas, no quiero decir que la vida no tenga que vivirse, todo lo contrario, pero no es perfecta, al igual que las cosas no son ni blancas ni negras. Sabina dice en una canción, "Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño.", y, a estas alturas, no he encontrado definición más exacta.

A estas alturas, que decir.

De verdad que he intentado pensar en otra cosa, hacer caso al: Es lo mejor para ti. De verdad, no te mentí cuando te dije que yo también quería que esto saliera bien, y que lo siento si no entiendes porque estoy haciendo esto. Me pides una explicación lógica que yo no te sé dar. Son pequeños detalles, que tú no sabes tener en cuenta. Soy una chica de detalles, les doy mucha importancia, es cierto. Pero me gustaría irme a dormir y encontrarme un mensaje de buenas noches, o que aparecieras en mi casa de improviso, o que me llamaras solo para decirme que me querías. Pero nada de eso pasó.
Quiero que lo entiendas, de verdad, y quiero pensar en otra cosa, dejar el pasado estancado y continuar, no olvidarlo, pero si seguir adelante. Sé que todo esto pasará, pero no puedo contener estas putas ganas de llorar a todas horas, y eso que sé que a ti todo te da igual.

lunes, 1 de agosto de 2011

Grabado a tinta.

Recuerdo que estuvimos sentados frente al mar. Recuerdo como me cogías de la mano, incluso la sonrisa que ponías cuando te hacía reír, pero no querías reconocerlo. Recuerdo el tacto de tus dedos, recuerdo como me dijiste adiós. No recuerdo tu cara en ese momento, porque las lágrimas empañaron mis ojos. No sé si a ti te dio igual o no, si me utilizaste, si alguna vez me quisiste. Me dijiste que me llamarías, que vendrías a verme, que el amor no tiene fronteras, que todo sería igual. Montaste castillos en el aire que sigo sin querer derrumbar. Trato de olvidarte, pero eso es como volver a recordarte. Sí, te olvido todas las horas del día, y lloro por lo estúpida que soy. No por ti, por mi, por seguir esperándote. Mientras, tu nombre seguirá grabado a tinta en mi piel.

Lost.

No sé que decirte.  No sé que pensar. No sé como estar. No sé. No sé que debo hacer, que es lo correcto. Sí, estoy más perdida que un pingüino en un garaje, no lo voy a negar. Pero tampoco quiero aceptarlo. Porque de puertas para fuera debo dar la impresión de tenerlo todo muy claro. ¿Por qué? Porque si no, adivinarían mi punto débil y sabrían donde hacerme daño, y eso no está bien. No pienso dejarles. Soy más fuerte que ellos. O por lo menos, intento autoconvencerme de ello. Sigo esperando un mensaje, un lo siento, sigo esperando un te quiero que no sé si llegará. Seguiré equivocándome una y otra vez, lo sé. No sé porque no me canso de intentarlo.